miércoles, 1 de julio de 2009

La quimioterapia también puede ayudar a luchar contra el VIH

Translation Service

¿Podrían los fármacos antitumorales mejorar la respuesta de los pacientes con VIH a los tratamientos antivirales? La respuesta, según un trabajo que ha publicado la revista 'Nature Medicine', parece ser afirmativa. Estos tratamientos podrían acabar con el 'truco' que utiliza el virus del sida para permanecer 'escondido' en algunas de las células inmunes del organismo.

El trabajo, elaborado por científicos canadienses en colaboración con los Institutos Nacionales de Salud (NIH, sus siglas en inglés) de Estados Unidos, podría suponer una nueva estrategia combinada para acabar con el VIH en el organismo, empleando la Terapia Antirretroviral de Gran Actividad (TARGA) junto con moléculas dirigidas contra la proliferación celular, como las que se emplean para acabar con algunos tipos de cáncer.

Hasta ahora, como explica el doctor Jean-Pierre Routy, del Instituto McGill de Montreal (Canadá), el tratamiento antirretroviral se ha encontrado con un obstáculo insalvable para acabar con cualquier resto del VIH del organismo: el virus del sida es capaz de 'escabullirse', formando reservorios en las células T, pertenecientes al sistema de defensa del organismo, donde parece ser inmune a los tratamientos.

«Nuestro estudio demuestra por primera vez que los reservorios del VIH no se forman por una falta de potencia de los medicamentos antirretrovirales, sino porque el virus es capaz de 'esconderse' en dos tipos diferentes de células del sistema inmune», explican los investigadores.

La solución podría pasar por la utilización de terapias dirigidas (como ya se hace con algunos tipos de cáncer) para atacar esas células que contienen el virus, al tiempo que se refuerza el sistema inmune para que sea capaz de seguir produciendo nuevas células sanas.

«La idea sería emplear fármacos como Glivec [un tratamiento contra un tipo de leucemia], cuya actuación no funciona dependiendo del ciclo celular, sino que controla la replicación de las células malignas», según explica Routy.

Es decir, una vez oculto en las células inmunes, el VIH se vuelve dependiente de ellas: si viven, el virus sobrevive; si son eliminadas, el patógeno también desaparece. Y la terapia antirretroviral es capaz de eliminar únicamente los ejemplares del virus circulando por el organismo, no los que se aprovechan de las células inmunes para pasar desapercibidos.

Estas células de nuestro sistema de defensa, como señala Routy, tienen una escasa capacidad para dividirse, pero lo hacen en dos circunstancias muy precisas. «Después de una infección (o de recibir una vacuna) o por la estimulación de la interleuquina 7, una hormona que prolonga la vida de las células inmunes y, como consecuencia, permite que el virus se replique cuando la célula se divide».

Y, como concluye el científico, estos dos mecanismos están relacionados tanto con la división celular como con la multiplicación del virus del VIH en su núcleo. «Podemos interferir en estos mecanismos», se felicita, «y ya tenemos ensayos clínicos en marcha para multiplicar la reacción inmune ante las células infectadas en presencia de la terapia antirretroviral».

Aunque eso sí, como advierten en el trabajo, aún faltan años antes de que esta hipótesis pueda convertirse en una realidad para los pacientes con sida.

Fuente: http://www.elmundo.es/salud/2009/810/1245880806.html

No hay comentarios: