miércoles, 17 de octubre de 2007

Obesidad un problema en la población con VIH

Translation Service
Traducción libre de árticulo:” Obesity a Problem in HIV Population”


Obesidad un problema en la población con VIH

The Associated Press

Por ALICIA CHANG – el 4 Oct de 2007

LOS ÁNGELES (AP) En el comienzo de la epidemia del SIDA, gente infectada con el virus perdía a menudo una cantidad peligrosa de peso, pareciendo ocasionalmente fantasmas. Hoy, están haciendo frente al problema opuesto. Muchos que tienen VIH, están luchando con la obesidad, que ha alcanzado “síndrome de perdida de peso” como la preocupación superior.

Los investigadores del SIDA y los grupos de la defensa dicen que los talles de los pacientes del VIH están creciendo derechos junto con los contornos de americanos no infectados, mientras que la enfermedad cambia de puesto de una oración de muerte a una condición crónica.

La nueva investigación sugiere que casi dos tercios de la población con VIH pueda ser gordo u obeso, reflejando a la población de los E.E.U.U.

Los doctores dicen que hay una necesidad creciente de defender a gente con el virus del VIH de la obesidad, que sube el riesgo de diabetes, de tensión arterial alta y de los problemas del colesterol.

“Nos preocupábamos que perderían el peso y se perderían,” dice la Dr. Nancy Crum-Cianflone del TriService AIDS Clinical Consortium en San Diego. “Debemos volver a dirigir quizá nuestras preocupaciones en cerciorarnos que ellos mantengan un peso sano, normal.”

Millones de personas en los Estados Unidos están viviendo con el VIH o SIDA, según demuestran estadística federal. En el principio de la epidemia, muchos tendían “síndrome de perdida de peso”, la pérdida incontrolable del 10 por ciento de peso corporal junto con otros síntomas como fiebre o la diarrea.

Un momento crucial en la crisis del SIDA vino con avances en medicina moderna. Drogas de gran alcance que detienen el avance del virus y favorecen la recuperación del sistema inmune del cuerpo. El resultado es que más pacientes del VIH están viviendo más tiempo que sus contrapartes hace dos décadas, y pobres hábitos de alimentación y poco propensos al ejercicio.

Algunos expertos ofrecen explicaciones psicológicas. Puesto que el sello del VIH ha sido pérdida del peso, algunos pacientes pueden aumentar de peso para evitar de parecer anormalmente finos.

“Está muy claro ahora que el VIH no es más una enfermedad de perdida de peso en América,” dijo a Dr. Juan T. Brooks, epidemiólogo en la prevención contra el sida en los centros para el control y la prevención de la enfermedad. Brooks no participo en el estudio.

Crum-Cianflone llegó a estar interesado en el problema después de notar que sus pacientes estaban gordos y decidido a estudiar cómo la obesidad común se instalaba en la población del VIH.

Ella y sus colegas a través de los expedientes médicos de 663 pacientes con el VIH en los hospitales de la marina en San Diego y Bethesda, Md. Los investigadores analizaban expedientes de la medicación, duración de la infección VIH y si los pacientes tenían una historia de la diabetes o de la tensión arterial alta.

Sesenta y tres por ciento en el estudio eran gordos u obesos. Solamente 3 por ciento eran de peso insuficiente y no se consideraba ninguno con “síndrome de perdida de peso.” Entre ésos con SIDA, cerca de 30 por ciento eran gordos u obesos.

Los números son particularmente significativos porque la mayor parte de ésos estudiados estaban en los militares (algunos eran esposos/sas militares) y tienden a estar en una forma mejor que el resto de la población. La investigación anterior había sugerido que cerca de 40 por ciento de pacientes con VIH son gordos.

Los investigadores no encontraron una conexión entre las drogas del VIH y el exceso peso. Cuando los pacientes ganaron el peso, tendieron para poner encendido un promedio de 13 libras sobre una década. Los que se convirtieron infectaron más joven, los que tenían el virus por un tiempo más largo, o los que tenían tensión arterial alta eran más probables conseguir gordos.

Los resultados se presentaron este jueves en un reunión de enfermedades infecciosas en San Diego.

“Esta gente trata de muchos modos de ser como todos los demás. Si ellos comen en exceso, ellos van a ser gordos,” dijo a Dr. Michael Saag, a director de AIDS Center at the University of Alabama en Birmingham, que no tenía ningún papel en el estudio.

“Sería muy triste sobrevivir VIH y morir de algo que era prevenible,” dijo Brooks de la CDC.

En AIDS Project Los Angeles, los pacientes de VIH rechonchos exceden en número a los muy delgados.

“Muchos de nuestros clientes incluso no saben que se perdía peso. Nunca lo vieron,” dijo Janelle L'Heureux, un nutricionista con el grupo de servicio del SIDA.

El problema es más evidente en los que son pobres, porque comen comida chatarra y no tienen a menudo dinero para asistir a un gimnacio. Para ayudar a pacientes obesos del VIH, el grupo ofrece clases en cómo leer etiquetas de la nutrición y cocinar comidas sanas.

Jack Gebhardt, de 56 años, de Los Ángeles, dijo que él comenzó a ganar libras después de que dejó de fumar poco antes de él fuera diagnosticado con el VIH hace 12 años. Después trabajar en el gimnasio tres veces por semana, Gebhardt, que es 5 feet-8, bajo de 217 a 172 libras.

Un diabético que está en inhabilidad, Gebhardt no puede permitirse actualmente una inscripción en un gimnasio y ha visto su peso aumentar a 182 libras.

“Todavía me gustaría perder mucho más peso,” él dijo.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Considerando las conclusiones del estudio me llama la atención que el principal factor del problema de la obesidad no esté relacionado con factores propios de la enfermedad ni de la medicación sino de factores psicológicos.
Una vez más corroboro mi opinión de que, tan o más importante que la propia enfermedad, es cómo la vive cada uno, y prefiero pensar que uno mismo puede empeñarse y conseguir salir de las estadísticas mayoritarias, que tanto daño pueden hacer a veces a la moral de los afectados.
Sin pretender sentar cátedra, y sólo como opinión personal, a veces pienso que el peor enemigo no es el VIH, sino nosotros mismos, y que, sin ánimo de menospreciar su fatídico y evidente alcance, a menudo nos sirve como coartada para hacer aflorar nuestros peores miedos y desviar la responsabilidad de nuestros propios actos, lo que se puede resumir en un "soy infeliz porqué soy seropositivo".
Naturalmente, no significa que esa sea la actitud prevalente ni mayoritaria, sino simplemente una tendencia que, de uno u otro modo, en un momento u otro, cualquier seropositivo ha vivido en propia piel ¿me equivoco?

Ender Ferrer dijo...

Rodrigo:

Te felicito por el blog tan instructivo que has creado.

Es de gran ayuda para las personas interesadas en el tema.

Ender

Ender Ferrer dijo...

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